lunes, 14 de diciembre de 2009

Código rojo: piratas!

Un video muy ilustrativo; para que digan que la justicia no es un valor relativo...

viernes, 27 de noviembre de 2009

A pesar del sistema

Constantemente aparecen quejas y críticas al poder ejecutivo, al poder legislativo, pero ¿qué hay del tercer poder del Estado: el judicial?
Éste es un poder un tanto más discreto, como no se habla demasiado de él, parece que funcione mejor.
El 24 de noviembre, Juan Meléndez (con la organización de la comunidad de San Egidio y la UB) contó su experiencia de 17 años, 8 meses y 1 día en el corredor de la muerte (Florida, EEUU). Él fue identificado como el acusado por homicidio y robatorio a mano armada por un “soplón” de la policía. Fue condenado a la silla eléctrica, y 17 años, 8 meses y 1 día después fue puesto en libertad como inocente.
Por lo visto, una jueza había descubierto una filmación de la confesión del autentico culpable, pero lo más sorprendente de todo es que esa filmación estaba un mes antes del juicio en poder del abogado de oficio que defendió a Juan Meléndez en el caso y del Fiscal del Estado. La prueba no fue presentada porque el autentico culpable era otro soplón, y claro, si se aplicaba la ley a un soplón se quedaba sin, así que era mucho mejor omitir tal prueba.
…Yankis…
Sin embargo, algo más cerca, en el Barrio del Raval de Barcelona, se dio un caso de Pederastia y el sistema se activo. Detuvieron a Xavier Tamariz, quien presuntamente mantenía relaciones sexuales con menores.
En la vista del caso, se permitió toda clase de prensa y entre ellos J.Jordà filma su película documental “De nens”. La filmación se hizo en torno a la postura que adoptan los jueces, abogados y fiscales durante la declaración de testimonios y el acusado.
En la mayoría de las escenas podemos ver a dos jueces dando cabezaditas y frotándose los ojos, demostrando la gran atención que prestan al caso.

Así que en estas manos legañosas estamos.

sábado, 7 de noviembre de 2009

Dar, recibir y devolver

La interacción entre los individuos de una comunidad se basan en un ciclo de dar, recibir y devolver.
Cuando una persona da a otra, ésta genera poder sobre ésta que queda vinculada con una obligación -hecho que debió saber el Señor Camps- social o moral de devolver. En cuanto esta persona devuelve el círculo se cierra liberando al prestado del vínculo o se mantiene con un nuevo préstamo que gira los papeles de los participantes.

Fuera de esta relación –llamémosla normal- de interacción dar-recibir-devolver hay otros colectivos que suelen ser “mal vistos” socialmente:
Aquellos que siempre aceptan pero que jamás ofrecen, quienes suelen ser tachados de caraduras.
Y aquellos que siempre se prestan, ayudan y dan pero jamás reconocen que necesitan de los otros, llamados autosuficientes.
Estos dos colectivos rompen el vinculo normal y por ello, generan un cierto sentimiento reacio hacia ellos y les convierte en sujetos de habladurías (aunque a fin de cuentas todos somos sujetos de habladurías) sociales desaprobadoras.

En este sentido, podríamos decir, que la ruptura con la conducta que se espera de uno -la ruptura con la norma establecida- crea sanción moral, en este caso la reputación de gorrón o repelente.

martes, 20 de octubre de 2009

Derecho y "Naturaleza", completamente opuestos?

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Rafael Termes publica el 11 de octubre de 2004 en “EL país” (http://www.almudi.org/tabid/36/ctl/Detail/mid/379/nid/940/pnid/0/Default.aspx)un artículo con la intención de persuadir a los lectores de éste y, más concretamente, a cargos políticos para que no voten a favor de la ley que aprueba el matrimonio entre personas del mismo sexo.

Termes denuncia en repetidas ocasiones que aprobar dicha ley afectaría negativamente al bien común, y para evitar no ser escuchado por acusarse católico, busca respaldarse en filósofos como Platón o Aristóteles, quienes nacidos antes de Cristo no pueden ser Cristianos, sin embargo, Platón defendía la purificación Ascética que era conducta según la cual el hombre debía abstenerse de las pasiones del cuerpo y dedicarse sólo al alma para encontrar la salvación después de la muerte, teoría que recuerda mucho al Cristianismo, así que, no es difícil pensar que la recta razón de la que habla Platón puede ser confundida e incluso connotada con la doctrina cristiana. Y, siguiendo en la línea de la filosofía, ahora presiona diciendo que “dar la satisfacción a un reducido número de personas, perjudica la verdadera institución matrimonial…“. Sin embargo, autores como Mill (aunque es más contemporáneo) defienden que el bien común, entendido como felicidad colectiva, deriva de la felicidad individual.

El autor también hace mención a la Constitución, aludiendo a que legalizar el matrimonio sería legislar contra ésta, en mi opinión, la Constitución está siendo cambiada o, por así decirlo, actualizada constantemente. Aún defendiéndose, como hace el autor, con el argumento de la tradicionalidad, hay que tener en cuenta que el mundo evoluciona, avanza y que hay que adecuar las leyes o la tradición a lo que realmente está pasando, es decir, pongamos por ejemplo que hubiésemos quemado las primeras ruedes por el hecho de que nunca se han usado, o que las mujeres no pudieran acceder a los estudios por que jamás habían sido sujeto de ellos antes, en tal casi el mundo quedaría estancado.

Por si el argumento de tradicionalidad no bastaba a los lectores, el Académico asegura que los matrimonios homosexuales “no aseguran la procreación y la supervivencia de la especie humana”, aunque, a mi parecer, esta afirmación carece de sentido puesto que como dice el autor ya no hay una estrecha relación entre paternidad y matrimonio, coincido en que un matrimonio entre dos hombres no puede asegurar la procreación, pero matizo que sí que pueden asegurar la supervivencia de la especie así como puede hacer ambas cosas el matrimonio entre dos mujeres. Y destacando de nuevo el argumento de Termes de la destrucción de “la relación entre matrimonio y paternidad” con relación al matrimonio homosexual, puntualizar que parejas heterosexuales también optan por no tener hijos o los tienen fuera del matrimonio.

Finalmente, concluye haciendo una petición a los parlamentarios llamados a votar, en la que expone que “si son de verdad humanistas, deben votar en contra del proyecto ya que votar a favor es ir en contra de la ley natural, de acuerdo con cuyos principios tanto la historia como la recta razón ponen de manifiesto que el matrimonio sólo pude ser contraído por personas de distinto sexo”, con ello el autor muestra una contradicción en su artículo, ya que ha empezando diciendo que no es cosa de católicos, y termina concluyendo en que se trata de tradición y de Dios bajo el disfraz la recta razón.